viernes, 5 de octubre de 2012

¿Por qué Soberana Gracia?


En sus 61 años de vida, nuestra Iglesia local ha tenido dos nombres. El primero tomado del Antiguo Testamento, más exactamente del libro del profeta Isaías (7: 14). De allí procede el nombre Emmanuel (Emanuel, con una sola “m”, es la versión castellanizada) que según la traducción bíblica significa “Dios con nosotros” y es una alusión directa a nuestro Señor Jesucristo. El nombre es una cita del Viejo Pacto que enlaza con el Nuevo Pacto, que es el de la Gracia.

Y ahí es donde adquiere sentido y continuidad el segundo nombre de la Iglesia, pues si bien el Antiguo Pacto estuvo centrado en la Ley, el Nuevo Pacto tiene como centro al mismo Jesucristo, por medio de quien Dios Padre ejerce la dispensación del perdón y la salvación. Jesús, el Cristo (el Ungido), es garantía de nuestra salvación en la misma medida en que estuvo, está y estará “entre nosotros”.

Quienes asistimos al culto de celebración de los 61 años de la Iglesia Emmanuel, Soberana Gracia, recibimos un boletín elaborado cuidadosamente por el pastor José Niño y en el que se da razón del nombre actual de la Iglesia. El texto, básicamente expone lo siguiente:

La Biblia enseña que somos salvos por la Gracia soberana de Dios en Jesucristo. Ni la Gracia de Dios será retenida, ni tampoco será disminuida debido a algo que hayamos hecho o que haremos. Esta es una palabra que contiene el corazón y el alma del cristianismo. Gracia quiere decir el favor inmerecido, un regalo gratis para todo el que no lo merece. A la persona sin esperanza, Dios viene con su Gracia para llenar sus necesidades.

La doctrina de la Gracia está enfocada en la realidad del pecado personal, en las intenciones que brotan de nuestro corazón y nuestra mente; algo que está en lo más profundo de la personalidad, pero que muchas veces es “invisible” para nosotros mismos. Sin la profunda convicción del Espíritu Santo no entenderíamos nuestra necesidad de la Gracia de salvación de Dios. Somos salvos por la Gracia inmerecida. “Porque por Gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2: 8-9).

    Dos nombres, dos dimensiones de la misma doctrina. Ambos igualmente válidos y significativos. A los mayores, como dijo el pastor Nelson Rojas, nos es difícil sacar de nuestras mentes el nombre de “Iglesia Bautista Emmanuel”, que tan gratos recuerdos nos trae. Lo importante es entender estos dos aspectos de nuestra fe, para cuando se nos pida dar razón de ella.


Flor Vallejo con su esposo, Rodrigo Vargas, y su hijo Javier, pianista de la Iglesia.


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